Janubio, las salinas de Lanzarote

Este es Cristo, el guía que nos soportó durante nuestra visita a las salinas, y que tuvo la paciencia de enseñarnos un lugar alucinante mientras nos explicaba el proceso y la historia de la extracción de sal por métodos artesanos en Lanzarote. Gracias por tu amabilidad 🙂

Cristo, guía de las salinas de Janubio

Es un privilegio dejar que las imágenes de las salinas te estallen en la cabeza a medida que las ves. Bajo el rutilante sol del SurOeste de Lanzarote, la blanquísima sal te obliga a usar gafas de sol y si tienes la vista delicada como yo, además deberás entrecerrar los ojos si no quieres perderlos.

La teoría de una salina es simple: llenas unas piscinas de poca profundidad de agua de mar bajo el sol, y esperas que se evapore el agua, quedando así la sal para recolectar.

Sin embargo no es tan fácil en realidad, y menos si es una explotación comercial que debe poner sus productos en un mercado tan exigente como el actual.

No te voy a aburrir con el proceso en detalle, sería impertinente por mi parte (y atrevido incluso para mi) suplantar a Cristo: si quieres conocerlo lo mejor es que vayas y lo disfrutes. O bien pregúntale, abajo te dejo su contacto, seguro que está encantado de atenderte.

No obstante, alguna cosa sí que me atrevo a contarte mientras miras las fotos.

En estas piscinas vacías puedes ver las entrañas de la salina. Al fondo, esa lengua de agua de mar es la fuente de agua salada principal. Desde ella, se bombea agua a la parte más alta de la salina, a unas piscinas grandes que se llaman ‘charcos’. Desde ellos, por gravedad, el agua va descendiendo a ‘charcos’ cada vez más pequeños hasta llegar donde se recoge la sal.

El objetivo es que en cada paso, se evapore una cantidad de agua que haga que la concentración de sal aumente paulatinamente.

Así circula el agua en las últimas piscinas antes de la recolección. Se trata de que el movimiento sea lento para no estropear los cristales de sal que forman el producto más apreciado, la sal en escamas o Flor de Sal que, en Janubio se recolecta de la superficie del agua según se forman, con métodos artesanos.

El proceso de extracción termina con la recolecta y formación de las típicas ‘pirámides’ de sal que posibilitan que se forme una costra exterior que protege la sal interior de impurezas y pérdida del blanco radiante.

En Janubio aún existen los molinos del siglo XIX con los que molían la sal. Han restaurado uno de momento y la verdad es que es todo un espectáculo visual:

Fotográficamente, las salinas es una experiencia genial. El reto es sacarle partido al sol de mediodía para acompañar las imágenes con la luz de trabajo habitual, y no perder la vista haciéndolo… Con estas fotos te enseño las salinas en horario laboral que en un trabajo como este, en mi opinión es un detalle importante.

Si te acercas, como sabes que me gusta hacer para hacer visible lo invisible a plena vista, las texturas son espectaculares:

Pues recolectada la sal, solo queda almacenarla, envasarla y comercializarla.

Lo dicho, merece mucho la pena visitar tranquilamente las Salinas de Janubio en Lanzarote. Además está cerca de El Golfo, un pueblo encantador y precioso con unos lugares para comer en donde el espíritu notas tú que mejora con cada bocado y con cada trago. Sí, no tengo remedio, si hay que ir se va, pero si además hay comida y bebida de primera…, pues otra cosica es 🙂

Algunos enlaces

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